KUNDALINI Y LA ESPINA DORSAL

La kundalini es la energía  del espíritu que penetra en el cerebro del embrión humano el cual tiene la forma de un prisma que refracta la luz en dos direcciones. La luz que se desliza hacia los lados va a formar el Sistema nervioso simpático y el parasimpático, pero la luz que se refleja en la cúspide del prisma desciende directamente vía Sistema nervioso central, desde la cabeza hasta el cóccix, permaneciendo en el hueso sacro en forma de energía en estado potencial.

En el camino ascendente de la kundalini a lo largo de la espina dorsal, hay tres cruces primordiales en los cuales la energía de los tres caminos, Ida, Pingala y Sushumna confluye. El primer cruce se da en el final del primer caldero. La energía fluye por el primer y segundo chakra y en el fuego del tercero confluye la energía. En este tránsito, la conciencia se expande en el primer caldero y nos damos cuenta de nuestros apegos emocionales. En este tránsito, empezamos a ser conscientes del significado de desapegarnos de nuestras sensaciones y nuestras interpretaciones y nos centramos en nuestro Tan Tien o centro de gravedad, aprendiendo el significado del centramiento y arraigamiento, más allá de las interpretaciones. Al ser conscientes de nuestro lugar en el mundo, el primer fuego se enciende y pasamos por la puerta estrecha de la resurrección a la consciencia del corazón. En este segundo caldero, nuestra consciencia se enfoca en el cultivo del espacio sagrado del corazón. En este espacio, nos sentimos hijos del universo, Ki-ris-ti, hijos del sol. Consciencia en tránsito guiad@ por la humildad, la claridad, la transparencia y la integridad, aprendiendo a dar y recibir desde el corazón, dejando viejas pautas del Ego atrás, para unificarnos en la consciencia de un solo corazón. Al conectar conscientemente con nuestro espíritu, nos adentramos en la tercera puerta, el sexto chakra, que permite establecernos en la consciencia de unidad, siendo capaces de ver en la profundidad y trascender el pasado y el futuro, actuando en la presencia del eterno presente. Los dos hemisferios cerebrales se equilibran y expandemos nuestra vibración a la frecuencia de la luz y el sonido. Los sentidos se amplían, la consciencia se expande y conectamos con el lenguaje del universo.

En el principio de este recorrido,  la tierra y el agua despiertan el fuego. Aqui el movimiento es lento, pues vamos paulatinamente recibiendo y reciclando la información del despertar de la consciencia. Tomamos conciencia de la necesidad de mirar hacia adentro y darnos cuenta de que en esta encarnación, todo ocurre por y para nuestro desarrollo y los diversos escenarios, sucesos, personas, encuentros, agradables o desagradables, solo reflejan nuestro estado interior. En la medida que somos conscientes de nuestro funcionamiento, nos damos cuenta de cómo creamos nuestros estados emocionales. En este estadio la kundalini se mueve como un torrente con cascadas y saltos emocionales, hasta que aprendemos a conectar con nuestro calor interno. Ya no necesitamos afirmarnos a través del exterior y la vara de fuego nutre nuestra autoestima, otorgándonos nuestro lugar. Entonces, una vibración de ligereza envuelve nuestro ser y el hacer se convierte en ser. El corazón se expande y la kundalini se expresa como el aire que abre las ventanas de la expresión clara y amable. Nos sentimos capaces de dar el salto al vacío que conlleva la fuerza de la confianza, la firmeza de la expresión y la sencillez del ser. Entonces, La kundalini se mueve con la fuerza del éter que interconecta las energías mediante la ley de la sincronicidad. El segundo caldero se alimenta de las energías conscientes de la expresión sincera del corazón y permite que la kundalini ascienda hacia la consciencia del ser en el tercer caldero. La conciencia se aquieta  y el espíritu se unifica, permitiendo que la energía del cosmos fluya y se exprese a través de la persona, despertando nuestras capacidades creativas, para manifestar el ser que somos. Pura luz, amor y compasión en acción, conectados con el poder del amor divino, abriéndonos a experimentar un nuevo estado de consciencia.

En el recorrido ascendente de la kundalini, si el sistema nervioso y el sistema glandular están sanos, fuertes y equilibrados, la energía sube por el líquido céfalo-raquídeo hasta el cerebro, que integra toda la información, y permite que nuestra percepción se expanda, otorgándonos la capacidad de discernir con claridad, precisión y profundidad y actuar desde el estado de unidad, trascendiendo la acción como reacción y asentándonos en la libertad de la acción como acción. La mente despierta y dejamos de vivir en el mundo de las proyecciones, las suposiciones y las imaginaciones, asumiendo nuestro propósito en la vida.

Una vez la Kundalini se eleva desde el perineo hasta la coronilla, desciende de nuevo hasta el perineo, activando el circuito energético trasero, por  la espalda, el canal Vaso Gobernador y el delantero, por el canal Vaso Concepción, estableciéndose permanentemente, el circuito energético que nutre nuestro cuerpo, nuestra psiquis y nuestro espíritu, despertando todo nuestro potencial en las actividades de nuestra vida cotidiana.

La médula espinal con su tejido nervioso, actúa como una vía para transmitir información a la velocidad del pensamiento, volviéndonos capaces de crear y materializar aquello que deseamos en nuestra vida.

En este proceso, hemos de tomar consciencia de los 33 segmentos de la médula espinal, para despertar la consciencia de cada segmento y permitir el libre fluir de la energía Kundalini.

Cóccix: armonización consigo mism@. Vivir el presente

Sacro: recoger el poder y la autoridad propia

Lumbar 5: disfrute de la vida y  el placer. Comunicación fluida

Lumbar 4: solvencia económica. Desarrollo profesional

Lumbar 3: liberación sexual y de las ataduras de culpa y odio

Lumbar 2: liberación de las limitaciones infantiles y familiares

Lumbar 1: sensación de sentirse apoyad@ y amad@

Dorsal 12: disposición a sustentarse un@ mism@. Seguridad

Dorsal 11: aceptación personal y capacidad de relación

Dorsal 10: dar, recibir y responsabilizarse de la propia vida

Dorsal 9: recoger el propio poder para no culpar ni abandonar

Dorsal 8: soltar la idea de fracaso y  cultivar el propio bien

Dorsal 7: liberarse del dolor y abrirse a la dulzura y el disfrute

Dorsal 6: soltar el enfado, el temor al futuro y confiar

Dorsal 5: liberarse del sentimiento de frustración y furia y fluir

Dorsal 4: soltar la crítica y el juicio aprendiendo a perdonar

Dorsal 3: liberar viejos rencores y comunicarse libremente

Dorsal 2: soltar el miedo, el dolor y la sensación de agravio

Dorsal1: afrontar las circunstancias sin miedo y como vengan

Cervical 7: dejar de sentirse desamparad@  y relacionarse

Cervical 6: soltar sobrecargas y resistencias. Cuidar de un@

Cervical 5: liberarse de las expectativas y del temor al ridículo

Cervical 4: desligarse de la ira, la culpa y la amargura

Cervical 3: soltar la indecisión y hacerse cargo de lo elegido

Cervical 2: aceptar, comprender, crecer y sentir la sincronía

Cervical 1: cultivar el centramiento, la serenidad y confiar

Coronilla: conectar conscientemente con el espíritu

 

Cuando soltamos las viejas ataduras, nos liberamos de las limitaciones del  Ego y el ser brilla con la intensidad y el fulgor de la alegría, la confianza y la entrega de quien se siente hij@ del universo.

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