El infinito, el ocho tibetano o la leminiscata tiene la función de equilibrar las dimensiones de arriba y abajo, izquierda y derecha y adelante y atrás.
A través del símbolo del infinito, los hemisferios cerebrales se conectan y se equilibran teniendo como punto medio el Cuerpo Calloso.
Los símbolos de infinito se utilizan para tapar fugas energéticas y mejorar el equilibrio y la coordinación.
La leminiscata, representa la concepción de la vida como un fenómeno infinito y se relaciona con el símbolo griego del uróboros, que es dibujado como una serpiente o dragón que se muerde la cola, representando el eterno retorno y los ciclos de la vida, donde las cosas se van transformando eternamente, siendo la vida una espiral cíclica donde todos sus elementos están integrados.
En la cultura India, el ocho representa la energía Kundalini y el despertar de la consciencia, cuando las energías de Ida y Píngala, la serpiente negra lunar y la dorada solar, se elevan chakra por chakra hasta llegar a la coronilla. Hoy en día, desde la prescesión de los equinoccios y la elevación de la consciencia con la entrada en la era de Acuario, los 7 ckakras principales elevan su vibración ajustandose a la frecuencia del 13, para unificarse en la vibración 13:20:33, que es la frecuencia del circuito del campo humano aúrico integral, que facilita la integración en nuestro vehículo de luz cristalino.
El número 8 está relacionado con el poder de la transformación y la resurrección. este símbolo habita en nuestro interior en nuestras células, en la estructura de nuestros genes y en la doble hélice de los hilos de nuestro ADN, que es una representación de una cadena en contínuo movimiento de figuras de ocho.
el símbolo del infinito se utiliza en sanación en cualquier parte del cuerpo donde la energía necesite ser restaurada, y a nivel del espíritu, nos abre a un estado de conciencia para que podamos restaurar nuestro sentido de unidad con el todo, abriéndonos a la visión holística de conexion con todos los seres vivos y el universo, pues representa al universo como una entidad dinámica en continuo movimiento y evolución, reflejado en el número infinito de posibilidades del cámpo cuántico, dispuestas a materializarse según nuestro grado de consciencia cuando nos colocamos en el punto central del presente, observando los movimientos yin y yang de los ciclos de la vida y la muerte, la creación, la destrucción y la regeneración, creando de forma continua, nueva expresiones de vida.