ESPÍRITU, CORDÓN DE PLATA y ANTAKARANA

El Yo superior es el aspecto divino del alma y se conecta con ella a través del sello divino que es la chispa de luz del espíritu.

Cuando el espíritu encarna lo hace a través del alma que anima a la persona a través de la conciencia, la inteligencia y las emociones, para que ese ser pueda tener una vida a través de la cual experimentar y evolucionar.

El alma dispone de libre albedrío para poder decidir la forma en la que desea aprender sus lecciones de vida. Se encarna a la persona en el momento de su concepción. Así el espíritu guía al Yo superior y este guía al alma en todo el proceso de la vida de la persona. De cada un@ de nosotr@s depende la conexión y comunicación que a lo largo de la vida desarrollemos con nuestra alma y nuestro espíritu.

Cuando morimos, el alma deja el cuerpo físico y junto con su Yo superior, regresa al hogar de donde procede, para poder entender cada evento que a lo largo de la vida la persona ha transitado. Cuando el alma ha hecho el trabajo de integración de todas las experiencias y ha recuperado toda su energía, vuelve a reunirse con su Yo superior para planificar la siguiente vida, si es que todavía le queda alguna lección que aprender, pero si no desea todavía encarnar, tendrá la misión de ayudar a sus seres queridos de la tercera dimensión, cumpliendo con las funciones de guía y protección hasta que decida volver a encarnar.

El cordón de plata es el medio de unión del cuerpo físico y el etérico. Es el canal a través del cual descienden las fuerzas del espíritu.

En los primeros 20 días de gestación el cordón nace y crece en el átomo simiente del corazón trayendo todos los recuerdos de otras existencias vividas por la persona. Éste se une al átomo simiente del cuerpo etérico en el plexo solar, el cual tiene registrado el uso que se ha hecho hasta ahora de la energía vital. Del átomo simiente de la mente surgirá el cordón mental en el seno frontal. Éste traerá el recuerdo de las creencias, ideas y actitudes que hasta ahora la persona haya cultivado. Este cordón pasa desde el seno frontal a las glándulas Pineal y Pituitaria, luego se dirige a la glándula Tiroide y al Timo, para posteriormente descender al bazo y a las glándulas suprarrenales, terminando de nuevo en el plexo solar, donde está el átomo simiente del cuerpo etérico.

El cordón de plata es el cordón que utiliza el alma para dar vida a los distintos cuerpos.

Al nacer se forman el hilo de la vida y el de la consciencia.

El hilo de vida está conectado al corazón y según su nivel vibracional, alimenta con mayor o menor intensidad de luz a los átomos del cuerpo. Es guiado por el Ego a través de la circulación sanguínea, llevando el nivel de consciencia cultivado por la persona a todas las células de su cuerpo.

El hilo de vida tiene su origen en el espíritu y desciende al Ego para que en cada renacimiento pueda conectarse al cuerpo. Este hilo permite que la persona materialice su propósito de vida.

El hilo de la consciencia asciende hacia el nivel espiritual y se desarrolla a través de la meditación, la contemplación, la imaginación y la visualización, y unifica el alma con el espíritu a través de la cabeza.

A medida que la persona se vuelve observadora, puede captar más fácilmente las ideas de su espíritu, para materializarlas en su vida cotidiana. El hilo de la consciencia nos da la base de la continuidad de nuestra consciencia.

Cuando el hilo de la vida se une al hilo de la consciencia, se forma el Antakarana que facilita el puente entre el cuerpo Causal o mente abstracta y la mente concreta, o dicho de otro modo, entre el Yo superior y la personalidad, la consciencia del espíritu y la consciencia personal.

El cuerpo del Ego representaría la mente espiritual que funciona por medio de la intuición y alimenta al cuerpo causal. Así, el espíritu conecta con el alma y éste con el Ego y la mente por medio de la unificación del hilo de la cabeza y el corazón.

Los hilos de consciencia que vamos despertando forman el Antakarana que nos une al espíritu y nos permite volver al origen. Cuando realizamos el esfuerzo consciente de observación de la personalidad, atraemos la fuerza del Ego y la ayuda del espíritu. Así construimos el Antakarana, a través del esfuerzo consciente para desarrollar la propia consciencia. Cultivando la vía del estudio combinado con el trabajo intuitivo, la persona puede desarrollar la mente intuitiva y fortalecer el hilo de conexión con su espíritu, para que las ideas del espíritu puedan ser bajadas a la tierra en forma de experiencias conscientes realizadas de forma voluntaria en la consciencia de amor-sabiduría.

La persona diariamente va construyendo su Antakarana con su trabajo constante hacia el desarrollo de la intuición y los valores del corazón enfocados hacia el bien común.

Cuando la persona es consciente de su misión en la tierra interconecta los hilos del espíritu, alma, yo superior y Kiristi o la consciencia del espíritu, formando el Merkaba o vehículo de luz multidimensional, que le conduce a las diversas dimensiones del universo atravesando el Alfa y la Omega.

El Alfa y la Omega son la representación geométrica de dos secciones cónicas yuxtapuestas que los Elohim crearon para dar la posibilidad de evolución a otros planos de consciencia.

Cuando se abre un Alfa y una Omega, la energía de la tercera dimensión fluye hacia el vórtice para ascender a otras dimensiones de consciencia expandiendo nuestra consciencia. Para ello unimos a través de la visualización el Alfa y la Omega de la cabeza y trazamos un grial u ocho elongado que una la parte superior del cono con la inferior, posibilitando el flujo de la energía para que los dos espacios se interconecten y la consciencia pueda expandirse a otras dimensiones, pues el ocho representa la frecuencia numérica de salida del universo kármico.

ESPÍRITU, CORDÓN DE PLATA y ANTAKARANA

 

El Yo superior es el aspecto divino del alma y se conecta con ella a través del sello divino que es la chispa de luz del espíritu.

Cuando el espíritu encarna lo hace a través del alma que anima a la persona a través de la conciencia, la inteligencia y las emociones, para que ese ser pueda tener una vida a través de la cual experimentar y evolucionar.

El alma dispone de libre albedrío para poder decidir la forma en la que desea aprender sus lecciones de vida. Se encarna a la persona en el momento de su concepción. Así el espíritu guía al Yo superior y este guía al alma en todo el proceso de la vida de la persona. De cada un@ de nosotr@s depende la conexión y comunicación que a lo largo de la vida desarrollemos con nuestra alma y nuestro espíritu.

Cuando morimos, el alma deja el cuerpo físico y junto con su Yo superior, regresa al hogar de donde procede, para poder entender cada evento que a lo largo de la vida la persona ha transitado. Cuando el alma ha hecho el trabajo de integración de todas las experiencias y ha recuperado toda su energía, vuelve a reunirse con su Yo superior para planificar la siguiente vida, si es que todavía le queda alguna lección que aprender, pero si no desea todavía encarnar, tendrá la misión de ayudar a sus seres queridos de la tercera dimensión, cumpliendo con las funciones de guía y protección hasta que decida volver a encarnar

El cordón de plata es el medio de unión del cuerpo físico y el etérico. Es el canal a través del cual descienden las fuerzas del espíritu.

En los primeros 20 días de gestación el cordón nace y crece en el átomo simiente del corazón trayendo todos los recuerdos de otras existencias vividas por la persona. Éste se une al átomo simiente del cuerpo etérico en el plexo solar, el cual tiene registrado el uso que se ha hecho hasta ahora de la energía vital. Del átomo simiente de la mente surgirá el cordón mental en el seno frontal. Éste traerá el recuerdo de las creencias, ideas y actitudes que hasta ahora la persona haya cultivado. Este cordón pasa desde el seno frontal a las glándulas Pineal y Pituitaria, luego se dirige a la glándula Tiroide y al Timo, para posteriormente descender al bazo y a las glándulas suprarrenales, terminando de nuevo en el plexo solar, donde está el átomo simiente del cuerpo etérico.

El cordón de plata es el cordón que utiliza el alma para dar vida a los distintos cuerpos.

Al nacer se forman el hilo de la vida y el de la consciencia.

El hilo de vida está conectado al corazón y según su nivel vibracional, alimenta con mayor o menor intensidad de luz a los átomos del cuerpo. Es guiado por el Ego a través de la circulación sanguínea, llevando el nivel de consciencia cultivado por la persona a todas las células de su cuerpo.

El hilo de vida tiene su origen en el espíritu y desciende al Ego para que en cada renacimiento pueda conectarse al cuerpo. Este hilo permite que la persona materialice su propósito de vida.

El hilo de la consciencia asciende hacia el nivel espiritual y se desarrolla a través de la meditación, la contemplación, la imaginación y la visualización, y unifica el alma con el espíritu a través de la cabeza.

A medida que la persona se vuelve observadora, puede captar más fácilmente las ideas de su espíritu, para materializarlas en su vida cotidiana. El hilo de la consciencia nos da la base de la continuidad de nuestra consciencia.

Cuando el hilo de la vida se une al hilo de la consciencia, se forma el Antakarana que facilita el puente entre el cuerpo Causal o mente abstracta y la mente concreta, o dicho de otro modo, entre el Yo superior y la personalidad, la consciencia del espíritu y la consciencia personal.

El cuerpo del Ego representaría la mente espiritual que funciona por medio de la intuición y alimenta al cuerpo causal. Así, el espíritu conecta con el alma y éste con el Ego y la mente por medio de la unificación del hilo de la cabeza y el corazón.

Los hilos de consciencia que vamos despertando forman el Antakarana que nos une al espíritu y nos permite volver al origen. Cuando realizamos el esfuerzo consciente de observación de la personalidad, atraemos la fuerza del Ego y la ayuda del espíritu. Así construimos el Antakarana, a través del esfuerzo consciente para desarrollar la propia consciencia. Cultivando la vía del estudio combinado con el trabajo intuitivo, la persona puede desarrollar la mente intuitiva y fortalecer el hilo de conexión con su espíritu, para que las ideas del espíritu puedan ser bajadas a la tierra en forma de experiencias conscientes realizadas de forma voluntaria en la consciencia de amor-sabiduría.

La persona diariamente va construyendo su Antakarana con su trabajo constante hacia el desarrollo de la intuición y los valores del corazón enfocados hacia el bien común.

Cuando la persona es consciente de su misión en la tierra interconecta los hilos del espíritu, alma, yo superior y Kiristi o la consciencia del espíritu, formando el Merkaba o vehículo de luz multidimensional, que le conduce a las diversas dimensiones del universo atravesando el Alfa y la Omega.

El Alfa y la Omega son la representación geométrica de dos secciones cónicas yuxtapuestas que los Elohim crearon para dar la posibilidad de evolución a otros planos de consciencia.

Cuando se abre un Alfa y una Omega, la energía de la tercera dimensión fluye hacia el vórtice para ascender a otras dimensiones de consciencia expandiendo nuestra consciencia. Para ello unimos a través de la visualización el Alfa y la Omega de la cabeza y trazamos un grial u ocho elongado que una la parte superior del cono con la inferior, posibilitando el flujo de la energía para que los dos espacios se interconecten y la consciencia pueda expandirse a otras dimensiones, pues el ocho representa la frecuencia numérica de salida del universo kármico.

 

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