Las relaciones sociales, laborales y afectivas nos ofrecen la oportunidad de manifestar nuestra luz, conformando la posibilidad de que el alma se exprese en la materialidad.
Netzaj, Hod, Yesod y Malkuth, representan el marco donde las palabras, las emociones, los gestos y los actos, van a revelar nuestra capacidad de expresar la luz interna o persistir en patrones que nos mantienen en la oscuridad. Nos dan la oportunidad de vivir la cotidianidad más allá de la rutina, accediendo a la luz mediante nuestra transparencia, nuestra dignidad, humildad, fortaleza interna y compasión.
Las emociones que vivimos en Netzaj y los pensamientos de Hod van a confluir en Yesod, y según cómo exterioricemos nuestras emociones y sentimientos, y la estrategia de relación que sembremos, estableceremos una relación de compromiso y creatividad, si actuamos desde la compasión, el respeto y el amor, o una relación de luchas de poder, si en las situaciones conflictivas, nos agarramos a nuestra razón y nuestro punto de vista.
Netzah representa el poder del deseo, el impulso instintivo, la inspiración, la creatividad o el desequilibrio emocional. Si en una relación social, laboral o afectiva las emociones se desbordan en un momento de tensión, la persona queda anulada y no puede contener sus instintos.
Las energías, sean constructivas o destructivas, constituyen la fuerza de acción, y si Hod no está centrado para discernir qué hay detrás de los comportamientos, que está proyectando la otra persona, desde dónde lo dice y qué carencia está expresando, las emociones se desbordan, pero si el pensamiento racional es capaz de poner discernimiento y estrategia, consigue conciliar las exigencias emocionales y las creencias que las sostienen, pues sabe que los sentimientos y pensamientos se retroalimentan y se expresan a través de los juegos de la personalidad. Si en este juego, nos identificamos con nuestro personaje, hemos perdido la oportunidad de responder de forma creativa y generamos una crisis de pareja o una tensión en la relación. Esto acaba en una relación de distanciamiento, apatía y frialdad, que dificultan el inicio de una nueva interacción.
Yesod es el receptáculo de nuestras memorias y de las memorias cósmicas. Nuestras memorias representan la suma de lo que hemos pensado, sentido y actuado a lo largo de nuestra vida, y que nos ha llevado a vivir situaciones de dolor o de amor, y las memorias cósmicas son las respuestas que toda la humanidad ha dado a lo largo de su existencia, configurando la red electromagnética de la tierra.
Si somos capaces de actuar desde el centro del corazón o Tiphereth, en vez de desde Yesod, o personalidad, dejamos de identificarnos con el Ego y alcanzamos la paz interior, porque somos capaces de llevar la luz a una situación de oscuridad a través de nuestras acciones, alineando la personalidad con las dimensiones del espíritu, para que el alma pueda expresarse creativamente, e ir creando nuevas geometrías que incidan tanto en su cuerpo de luz, como en la red electromagnética de la tierra.
En una situación de tensión, si observamos lo que hacemos, podemos darnos cuenta si nos preocupamos de nosotros o de los dos, si actuamos con honestidad y nobleza o agachamos la cabeza y salimos por peteneras, o nos aislamos, nos enfadamos y evitamos tomar responsabilidad.
En el momento que Yesod recibe la luz de Tipheteth, recibimos la luz de nuestro espíritu y somos capaces de oir nuestra voz interior, entonces respiramos, entramos en silencio y templamos las emociones, para que Hod pueda dar una salida constructiva, yendo más allá de las reacciones instintivas y emocionales de Netzaj. Esto nos permite expresar nuestra verdad interior desde el amor, la empatía y el reconocimiento de ambas partes, para materializar nuestro propósito en la vida: dar y recibir en un compromiso de unidad, fomentando una relación recíproca de respeto y creatividad. En este caso, Hod consigue comunicar de forma sincera los deseos que vienen de Netzaj, atemperando las emociones y entendiendo las leyes que rigen el universo, y Yesod se vuelve creativo, dejando atrás los patrones repetitivos, para actuar con madurez en el propósito elegido, conjugando las dos fuerzas y materializando en Malkuth desde la coherencia interna, la alegría, la compasión y la maestría interior, proveniente de la escucha de Tiphereth, manteniendo las relaciones en una unión positiva desde la perseverancia, la constancia, el entendimiento, el respeto y la humildad.
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