El-la obervador-a atestigua sus hábitos, sentimientos, miedos y creencias en el presente de la respiración, conformando y transformando día a día, su propia actitud.
La escucha interna propicia la integración de la carencia desde la comprensión, el afecto y el desapego, transformando los miedos en centramiento interior.
Al abrazar la carencia se libera el corazón, y la mente y las emociones se integran armoniosamente. La mente se aquieta.
El-la maestr@ interior nace del abrazo del corazón, cuando el ser y la personalidad se integran en la luz de la consciencia.
Entonces crece la motivación interior. Los miedos se aceptan e integran y los dos hemisferios se interconectan para desarrollar las aptitudes superiores de consciencia, integrando las facultades emocionales del aprendizaje y la capacidad de atención, para escuchar la intuición.
La intuición interna despierta una intención y la visión interior se amplía.
El-la observador@ atestigua y cultiva el camino del medio.
La intención y el deseo del corazón encienden el fuego de la voluntad y el ser encuentra su propia coherencia de emoción y pensamiento y siente en su interior, la voluntad de acción.
La acción genera la emoción, y el sentimiento y el pensamiento, dinamizan el sentir interior.
El-la observador-a atestigua su respiración y escucha su interior.