La encarnación en la tierra conlleva la posibilidad de desarrollar la consciencia del propósito de nuestra vida. Para ello hemos de ser conscientes de nosotr@s mism@s y ser capaces de vivir de forma coherente, de forma que podamos entender e integrar los distintos aspectos de nuestra personalidad y sanar nuestras heridas emocionales, liberando los viejos programas personales, familiares y sociales que ya no sirven para la evolución personal, para ser capaces de materializar nuestros sueños, haciendo y compartiendo lo que nos produce satisfacción y nos nutre con una sensación interna de plenitud.
Para el alma, es importante vivir de forma plena cada experiencia, ya que cada experiencia que vivimos es única, cada momento que experimentamos, es una oportunidad de aprendizaje, donde podemos integrar la mente, el sentimiento y la acción desde la verdad de nuestro interior.Las almas que encarnan en la tierra deciden de antemano su misión en la tierra y ese plan, diseñado por si mism@ y su espíritu, tiene el objetivo de concluir procesos que quedaron inconclusos en vidas pasadas o existencias paralelas, para poder trascender a niveles más sutiles a través de la aceptación e integración de todos nuestros aspectos.
La primera misión del alma es reconocerse a sí misma como chispa divina, pues si no llega a esa consciencia, se queda en el nivel de identificación con su cuerpo y su personalidad, y este apego le impide conectar con la consciencia cósmica.
El alma recuerda su propósito cuando a través de la experiencia ,restaura la autoestima y el amor incondicional consigo mism@ atreviéndose a ser auténtic@, sabiendo que en cada situación vital puede elegir cómo responder de forma libre y consciente, haciendo uso de la ley del libre albedrío.
El signo solar nos indica la lección de vida y marca la personalidad.
El ascendente indica el carácter y está representado por el signo que asciende en el horizonte a la hora del nacimiento. Va ligado a lo que el alma ha sido en la vida anterior; la memoria de esa alma, lo que ha hecho en otras existencias, dándonos la información de lo que traemos para aprender y de lo que estamos destinados a aprender, si así lo decidimos en esta encarnación.
La fecha de nacimiento nos da la lección de vida, lo que venimos a aprender
El nombre mas los dos apellidos nos dan la vibración del padre y de la madre y nos indica la vibración que trae nuestra alma.
En nuestro plano mental nos gobiernan cuatro vibraciones numéricas:
-La energía vibratoria del arcano de cuna describe nuestra condición energética primordial. Es nuestra fecha de nacimiento: La lección de vida
-El número personal, describe nuestra actitud interior y está representado por el día en que nacimos
-La energía en el tú representa la vibración que entra en acción al interaccionar con otra persona y está representada por el mes en el que nacemos.
-La energía social representa la vibración que se activa cuando estamos en grupo y está representada por el año en el que nacemos
-El arcano de cuna es el conjunto vibratorio de ellas
A la hora de calcular nuestros números de vibración vamos a utilizar la
Kábala numérica.
A=1 B=2 G=3 D=4 E=5 U,V,W=6 Z=7 H,CH=8, T=9 I,Y,J=10 C,K=11 L=12 M=13 N,Ñ=14 X=15 O=16 P, PH,F=17 TH,TS,TZ=18 Q=19 R=20 S=21.
Nuestro abecedario, para que tenga efectos mágicos, requiere ampararse en algún alfabeto mágico. Nuestras letras fueron equiparadas por los magos cabalistas de la antigüedad al alfabeto hebreo.
Las 22 letras del alfabeto hebreo ofrecen la base para la realización interna y representan fuerzas etéreas que influyen en el desarrollo energético del ser humano. Este alfabeto esta formado por letras sagradas que mantienen el poder vibratorio para enlazar nuestra personalidad física con el astro sol.
Las 12 constelaciones zodiacales interaccionan con nuestra energía personal a través del éter cósmico, y el ser humano al ser un fractal del universo, tiene esas mismas áreas de acción en el aura.
Itaca Albergue de Salud 