Cultivando la energía sexual

CULTIVANDO LA ENERGÍA SEXUAL

 

LA SEXUALIDAD Y LAS EMOCIONES

 

El área pélvica es el pivote del cuerpo que dirige el flujo de energía vital en dos direcciones. Una ascendente que envía la fuente de vitalidad en dirección al corazón, la cabeza y hacia la energía del cielo, conectándonos con la energía del universo y otra corriente descendente que activa la energía de la fuente vital, conectando con la energía vital y sexual, para vincularnos por medio de nuestras piernas y pies a la tierra.

A través de la pelvis salimos a la luz del día y comienza nuestra vida. Desde el lugar sagrado del sacro, caderas, vientre y pelvis, nacemos al mundo y descubrimos nuestra misión en la vida.

Esta zona del cuerpo refleja el área donde se produce la alquimia del cuerpo. Físicamente, damos origen a una nueva vida y psicológica y mentalmente, creamos nuevos movimientos internos y con ello, nuevas ideas y proyectos mentales.

La pelvis expresa la dualidad y la polaridad. El yo y el otro, la comunicación interior y exterior.

A través de la pelvis, cada un@ toma contacto consigo mism@ y expresa su energía en el mundo exterior, manifestando vía las piernas y los pies, la decisión de cada un@, la actitud, el sentimiento y la visión propia del mundo.

La mitad inferior del cuerpo hace referencia a los aspectos privados de cada un@ y la mitad superior, expresa la comunicación a través de ideas y actos de las emociones y sentimientos internos hacia el exterior.

En la zona del vientre se originan las intuiciones, sensaciones, pasiones y emociones que nos conectan a la tierra, las cuales se expresan a través de la comunicación con la tierra, la intuición corporal, la sensualidad y la sexualidad. Otras emociones en cambio, también se originan en el bajo vientre, pero ascienden hacia el pecho y el corazón expresando los sentimientos desde los brazos, manos, cara, boca y ojos hacia el exterior.

La zona del bajo vientre y la pelvis, es el área por medio del cual podemos compartir la sexualidad y expresarlo en amor y también, descargar la rabia y el miedo, a través del aparato excretor.

En el aspecto psicológico, la zona superior de la espalda está relacionada con las exigencias externas, el deber y la culpabilidad y la zona de la pelvis hacia abajo, representa las fuerzas emocionales, los sentimientos sexuales y la capacidad de autocontrol y afirmación asertiva en la vida. De este modo, si la pelvis y la parte inferior de la espalda están de alguna manera bloqueados, la persona vivirá en una diversidad de emociones, conflictos y necesidades psicosomáticas y tenderá a actuar de forma compulsiva, ansiosa, impaciente e irritable, con una clara tendencia a estresarse en su vida cotidiana.

Desde la infancia, las personas han aprendido a negar, evadir o tergiversar sus emociones, limitando su expresión a través de la aceptación de las normas, la activación de la inhibición, el miedo y la inseguridad interna.

La pelvis representa la propia seguridad en la vida personal y la expresión de sí mism@. La capacidad para aceptar lo que la vida nos depara, admitiendo los hechos y las diversas circunstancias que se nos presentan. En esta región se alojan la energía vital, la sexualidad, las necesidades básicas de supervivencia, la coordinación física, los intereses materiales y la capacidad para llevar a cabo los proyectos personales.

El dolor en la pelvis y la zona baja de la espalda psicológicamente suele estar relacionado con los sentimientos de miedo, inseguridad, conflictos sexuales, resentimiento hacia los demás, dificultad de compartir, sensación de falta de seguridad y autoestima, miedo a la vejez y la muerte y la falta de vitalidad.

En la zona de la cabeza reside el centro de control y en la de la pelvis el de la entrega. El control conlleva un estado de tensión interna y de dependencia hacia los estímulos externos. La cabeza busca continuamente y se alimenta de estímulos que provienen de fuera. Mira, observa, hace juicios, valora, compara, decide…La entrega en cambio, está relacionada con soltarse, relajar y dejarse ir. Es totalmente receptiva y la pelvis es el receptáculo de creación que se relaciona con los aspectos instintivos, intuitivos y emocionales. De la capacidad de cada cual depende el equilibrio entre el control y la entrega, y hoy en día, el dejar de controlar suele confundirse con perder el control y la entrega con la sumisión. Por eso, a veces, resulta difícil encontrar el punto de equilibrio que nos otorga la posibilidad de observar, sentir y dar una respuesta.

En la expresión de nuestra sexualidad, también se reflejan, como en cualquier otro acto, las actitudes emocionales internas adoptadas por cada persona. El conjunto de actitudes y conductas expresadas, muestran el tipo de personalidad que la persona ha desarrollado. Así, el conflicto entre control y entrega, se refleja en una dificultad en dejarse fluir y encontrar cada un@ su propia flexibilidad, su capacidad de entrega, su compromiso, su deseo, su placer, su iniciativa para explorar su sensualidad y sexualidad, su independencia y su propia identidad.

Fisiológicamente, el control de sí mism@ comienza con el entrenamiento de la higiene. El músculo del esfinter anal empieza a funcionar desde los 18 hasta los 24 meses de nuestra vida. Ignorando este dato, muchas veces exigimos a los/las hij@s retener sus excrementos antes de estar físicamente preparados, lo cual origina que muchos músculos de la pelvis y los muslos se contraigan. Esta contracción física mentalmente se asocia con el miedo a cometer errores y así, se genera un patrón de conducta que se repetirá posteriormente en todas las situaciones que requieran control de si mism@.

Los sentimientos funcionan por ciclos. Cada ciclo empieza con la percepción interna de una sensación que conecta con nuestro estado de ánimo y los recuerdos del inconsciente. Si la persona consigue ser consciente del movimiento energético interno y de la activación de viejos patrones sentimentales y emocionales que ello despierta, puede expresar sus sentimientos hacia el exterior generando así el propio sistema de limpieza y permitiendo el desarrollo de la consciencia, pero si ese sentimiento no se expresa hacia el exterior, la carga emocional se convierte en un desecho energético ,que va acumulándose en el cuerpo físico en forma de rigidez, tensión, dolores, molestias y enfermedades y en el cuerpo emocional, en forma de enfermedades mentales.

Las emociones siempre buscan su expresión y si son obstruidas por algún mecanismo de defensa o ciertas actitudes que cada un@ adopte, se expresarán en forma de tensión interna, dolor o enfermedad física o mental.

Muchos de los conflictos internos se originan en la dualidad de cómo es cada un@ y cómo le gustaría o espera ser.

En la pelvis hay dos regiones:

La región anal, donde está la fuente de vitalidad; el perineo: el lugar donde nacen los dos meridianos o caminos principales de energía, el de la energía masculina y la femenina, el yin y el yang, que fluirán a través de la columna para nutrir energética, mental, emocional y físicamente los 7 chakras o centros energéticos del cuerpo y sus correspondencias fisiológicas.

La región genital está en relación con la expresión de la sexualidad y las relaciones interpersonales.

Físicamente, la pelvis es el lugar donde se asienta todo el cuerpo. Allí se establecen las conexiones básicas hacia la zona inferior, las piernas y los pies, y hacia la superior el sacro, la médula espinal y el torso, y psicológicamente, es la morada de las sensaciones, emociones, deseos, instintos y la energía sexual. Su función consiste en mantener y revitalizar el cuerpo y sus órganos.

La pelvis protege los órganos, conecta la espalda con las piernas, es la pieza básica para caminar, enlaza la zona superior e inferior del cuerpo y contiene nuestro centro de gravedad.

En el área de la pelvis se genera la energía sexual. Es el lugar de la fuente de nuestra energía vital y un manantial para fortalecer el sistema inmunitario y conservar nuestra salud. Si la pelvis está en buena salud el cuerpo se sentirá vital. Si en cambio, la pelvis está inclinada hacia delante o atrás, la parte superior del cuerpo y las piernas, tendrán que hacer su compensación.

Cuando la cavidad pélvica no está en equilibrio y la pelvis se inclina hacia delante y hacia abajo, la parte inferior de la espalda se curva demasiado, eso afecta a su centro energético y produce una intensificación de la energía sexual, suele haber una tendencia a la obsesión sexual y a la vez, una dificultad para disfrutar una verdadera satisfacción sexual y su consiguiente relajación. La persona será sensual y orientada hacia sus sentimientos, pero a la vez, ese sobrepeso en la zona del vientre, le conectará con la sensación de inseguridad en su caminar y por lo tanto, tensionará la zona superior de su cuerpo para compensar, lo cual provocará problemas en su expresión hacia el mundo exterior.

Cuando la pelvis se inclina hacia arriba, la zona lumbar y las nalgas se meten hacia adentro y las piernas se vuelven rígidas. Esta postura provoca una inhibición de los sentimientos de todo tipo y también de los sexuales, que se compensan en una mente rápida, que dirige la energía al proceso del razonamiento y la expresión mental. Las piernas y pelvis suelen estar poco desarrolladas y al tener una energía de base baja, la energía sexual y de afirmación vital no fluye con soltura.

También puede haber un bloqueo a nivel de las nalgas. Cuando los glúteos están continuamente tensos, la energía se bloquea, creando una tensión en la zona anal y genital. Esto conlleva a su vez, a un bloqueo en la expresión de los sentimientos y una dificultad en las relaciones interpersonales, ya que la persona tenderá asiduamente a controlar, obstaculizando por inseguridad personal, el fluir de sus sentimientos y emociones.

La pelvis nos proporciona equilibrio y estabilidad para, dejar fluir los sentimientos desde una dirección interna hacia la expresión del ser de cada un@, con sus conflictos y sus estados de plenitud interna en su trayectoria personal. Cada un@ avanza en la vida desde el centro de gravedad hacia el mundo y hacia sí mism@, acercándose a su propio mundo interno.

La pelvis es el lugar donde se asienta la energía vital y los genitales son el área donde se origina la energía sexual.

condensado en materia para ayudarnos a evolucionar. La salud sexual de cada cual se relaciona con su salud física, mental y emocional. Si la persona se siente sexualmente reprimida, internamente es posible que sienta la sensación de no disfrutar de la vida ni ser libre, porque entregarse a los sentimientos del sexo, significa liberar las emociones acumuladas en el vientre y la pelvis.

El vientre es la región de las sensaciones sexuales, y las sensaciones y respuestas sexuales, son la expresión de nuestro propio ser.

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